Esther: "Recuerdo cómo mi padre me enseñó a cambiar los plomos de la casa y yo me sentí mayor, inteligente y luego además me enseñó a arreglar el brasero"
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En el programa 'Herrera en COPE', dentro de la sección 'La Hora de los Fósforos' presentada por Alberto Herrera, se ha abierto un interesante debate sobre cuál es el primer recuerdo de sentirse mayor. Entre las numerosas llamadas de los oyentes, ha destacado la historia de Esther, una oyente de Badajoz que ha compartido la peculiar misión que le encomendó su padre cuando era solo una niña, un encargo que la hizo sentirse adulta y capaz por primera vez.
La oyente ha relatado con emoción cómo su padre le enseñó a arreglar los plomos de la casa. "Tenía que subirme en una escalera y hacer todo aquello", ha explicado.
El momento clave llegó cuando su progenitor le confió plenamente esa tarea. "Cuando mi padre me dijo: '''Mira Esther, tú eres la encargada de cambiar los plomos cada vez que se fundan''', yo me sentí, bueno, no solamente mayor, sino inteligente", ha confesado. Esta formación en "electricidad" no se detuvo ahí, ya que más adelante también aprendió a arreglar el brasero.
El testimonio de Esther ha dado paso a otros recuerdos entrañables. Xavier ha contado cómo, con solo cuatro años en un pueblo del Pirineo de Lérida, su madre le mandaba a hacer recados cruzando la carretera. "Te ves que ya eres mayor con 4 añitos, y vas por el pueblo solo y haciendo los recados que tu madre te pide", ha recordado.
De manera similar, María José ha compartido que a sus 12 años, en Barcelona, sintió una gran responsabilidad al encargarse de llevar a sus dos hermanos pequeños en autobús al colegio.
Otros oyentes, como Nacho, han asociado esa sensación de madurez con hitos como ir solo a comer un menú del día a un restaurante con 11 años en Santander. Para Paco, el momento decisivo fue cuando su abuelo, un gran aficionado al dominó, le permitió jugar una partida con él y sus amigos, un recuerdo que atesora de la playa de Fuentebravía en el año 78.
La sensación de hacerse mayor también está ligada a gestos más simbólicos. Así lo ha contado María Ángeles, de Don Benito, quien tiene dos recuerdos muy claros: el día que su padre le compró sus primeros tacones y cuando empezó a ir con los libros en la mano al instituto, abandonando la cartera escolar. "Eso era ya como vamos, la pera limonera", ha expresado la oyente, reflejando la importancia de esos pequeños grandes pasos hacia la vida adulta.
Esta ola de recuerdos sobre el paso a la madurez conecta con otra nostalgia que, hace un tiempo, inundó también 'La Hora de los Fósforos'. En aquella ocasión, los oyentes recordaron con cariño los barrios donde nacieron y se criaron, evocando una vida donde los juegos infantiles en la calle y la unión entre vecinos definían el día a día. Relatos que, al igual que los de ahora, demuestran cómo ciertos momentos de la infancia y la juventud marcan la memoria colectiva de toda una generación.




